El Chaltén – Bajo Caracoles – Los Antiguos

Abandonamos El Calafate, ciudad-pueblo, que nos gustó muchísimo. Salimos con un día bastante feo, que se fue poniendo más lindo a medida que nos adentrábamos en la estepa.

A medida que subimos por las mesetas, nos fuimos metiendo dentro de una nube, y más allá de ella, empezamos a ver bastante nieve que, combinada con la estepa, formaba un paisaje marmolado de marrón y blanco muy particular.

Llegamos a El Chalten, un pueblito bastante nuevo pero que crece muy rápido. Su mayor atractivo es el cerro Fitz Roy, que no pudimos ver en toda nuestra estadía (hasta fines de 1800 pensaron que era un volcán, porque estaba siempre cubierto de nubes). Otra cosa llamativa, está ubicado dentro del Parque Nacional Los Glaciares (justo en su extremo noreste).

A falta de montañas para ver, pudimos apreciar: cóndores, águilas mora, una nevada y dos películas bastante buenas.

Disfrutamos de varios senderos cortos (las pocas horas de luz no alcanzan para los largos) y de una cascada…

Partimos huyendo de la nevada que caía, con miedo de que se bloquearan los caminos (para nosotros). Nos sorprendimos mucho al ver que, al alejarnos unos 30 km de las montañas rumbo a la estepa, el clima cambiaba radicalmente: soleado, casi sin nubes.

Anduvimos con este clima tan benigno durante todo el día. El ripio nos dio una incómoda bienvenida, al igual que Tres Lagos, en donde distintos cartelitos declaraban que “no hay existencia de gasoil”. La próxima estación estaba en Bajo Caracoles, a donde nos dirijíamos y llegamos, a la tardecita, después de un tortuoso trayecto en un camino bastante destruido (los desvíos de la nueva ruta en construcción).

Pasamos la noche en el único hotel (en la estación de servicio tampoco existía gasoil) y salimos, al otro día, para Cueva de Las Manos. Ahí tuvimos un “tour” privado y obligatorio (es la única forma de poder recorrerlas).

Pudimos ver manos (muchas: de grandes, niños, adolescentes y deformes, ya que de tener tanto hijito entre parientes les salían con 4 y 6 dedos), guanacos, escenas de caza, figuras geométricas, un gualicho y algunas cositas más. Es muy raro pensar que tienen unos 10.000 años y que le daban tanta importancia a la pintura (era central en su vida, eso lo invento yo, Marcos).

Finalmente seguimos viaje hasta Los Antiguos (existía gasoil en Perito Moreno, donde cargamos de pasada, aunque bastante caro). Otra ciudad-pueblo muy linda y pintoresca. Capital Nacional de la Cereza (consta en un monumento bastante feo en la entrada) y a orillas del lago Buenos Aires, que entre el tamaño y las olas (por el viento) parece mucho más un mar; lleno de fincas y con un microclima que te hace pensar que volviste al otoño.

Mañana recorreremos la zona, tal vez nos quedemos un día más o partamos hacia otro destino, ¿quién sabe? ¿vos?

Saludos y buena semana!

MD y H

PD: mucha gente pregunta cómo anda Hipólito; manda muchos saludos y agradece la preocupación, y aunque no le guste mucho dar declaraciones, dice que sólo tiene dos estrellitas en el parabrisas (¡gracias Chile por tu ripio!) y, a veces, un poco de sed.

PPD: Cuando estemos con wi-fi con mejor señal que “muy bajo”, subimos las fotos a este mismo post.