Skip to content
  • Parte de la exposición 'Unity in Variety', de Gabriel Rico...

    Philipp Scholz Rittermann/ICA/TNS

    Parte de la exposición 'Unity in Variety', de Gabriel Rico en el Institute of Contemporary Art de San Diego.

  • Parte de la exposición 'Unity in Variety', de Gabriel Rico...

    Philipp Scholz Rittermann/ICA/TNS

    Parte de la exposición 'Unity in Variety', de Gabriel Rico en el Institute of Contemporary Art de San Diego.

of

Expand
Author
PUBLISHED: | UPDATED:

Encuentro al artista mexicano Gabriel Rico (Lagos de Moreno, 1980) colocando pelotas de distintos tamaños y colores entre los cuernos de una cabeza de venado, en una suerte de equilibrio.

“Se hicieron viejitos los malandrines”, dice, cuando le pregunto si es seguro el barrio donde está ubicado su largo estudio-taller, en una zona de bodegas, arrumbadas a juzgar por su descuidada fachada y la hierba silvestre que crece a la entrada, en Guadalajara, Jalisco, en el occidente de México. A sólo unos pasos de aquí pasa “La Bestia”, el tren de carga que abordan los migrantes pobres, arriesgando su vida, rumbo al norte.

La pieza en cuestión —la del venado y los balones— pertenece a la serie “Excessive Butter” y da una idea del tipo de escultura que hace este artista que da mucho de qué hablar en la esfera del arte contemporáneo (y no precisamente por aquella obra suya que una crítica rompió al intentar colocarle un envase de refresco encima en una feria de arte en la Ciudad de México).

El artista mexicano Gabriel Rico, originario de Lagos de Moreno, Jalisco.
El artista mexicano Gabriel Rico, originario de Lagos de Moreno, Jalisco.

El mexicano presenta por estos días la exposición “Unidad en la variedad” en el Institute of Contemporary Art de San Diego, sede Central, su primera muestra individual en California, una instalación en la que sus esculturas conviven con especímenes de taxidermia del Museo de Historia Natural de San Diego.

“El museo me abrió las puertas de su colección de animales y objetos antiguos, desde fósiles de caracoles de dos millones de años hasta tejones de hace 40 años. Seleccioné sólo animales que son de la región, ¿cuál región? Bueno, pues la del noroeste de México y del suroeste de Estados Unidos: coyotes, venados, tejones, ardillas, cascabeles, lagartijas, correcaminos, halcones. Animales mitológicamente poderosos en la cosmovisión de los pueblos originarios”.

Rico viste una camisa naranja a cuadros que, aunado a su bigote finamente recortado y a la gorra de béisbol que lleva puesta, le da un aire de gente de campo, lo cual es parcialmente cierto, aunque él precisa que en su adolescencia se identificaba más con las tribus urbanas. En la muñeca izquierda luce una delgada pulsera en vivos colores, hecha por algún artesano.

“Tenía amigos desde mojados, pochos, hasta charros. En mi caso debemos haber sido la segunda generación de rockeros, hippies, patinetos”.

Cuando le menciono su ciudad de origen, ubicada en Los Altos de Jalisco, una próspera región agrícola y ganadera, afectada en los últimos años por la avanzada del narco en el país, y con alta migración a Estados Unidos, se levanta de su escritorio y, no importando que sean las 11 y media de la mañana, trae una botella de tequila y sirve dos caballitos.

En el estudio hay anaqueles repletos con objetos diversos recolectados por Rico, sea en sus caminatas por el campo o la ciudad, o adquiridos en mercadillos o tianguis: ramas, piedras, botellas, cuchillos, navajas, máscaras, figurillas de cerámica o de plástico, una litografía de la Mona Lisa, antigüedades (como un busto de Pinocho, realizado en cerámica, como la que tenía mi abuela en la sala de su casa, con dulces adentro). Con estos y otros materiales y técnicas construye sus esculturas, mismas que en una de sus líneas de trabajo tienen la forma de ecuaciones algebraicas abiertas al valor que cada espectador le quiera poner a las variables (los objetos) que ahí aparecen.

“Sobre la estética primaria, casi caricaturesca, de algunas de mis piezas, es básicamente porque busco que mi trabajo sea fácil de entender: que un niño pueda reconocer que eso —señala hacia el muro blanco— es un venado con balones. Me encanta la abstracción, pero mi chamba es concretar lo abstracto”.

Mientras transcurre la entrevista, vienen a buscarlo. Es un par de jóvenes pertenecientes a la etnia huichola que habita la sierra norte de Jalisco. Traen un retablo, hecho con la tradicional técnica de chaquira sobre cera, a partir de una idea suya: una imagen del espacio sideral captada por el telescopio Hubble. El equipo de Gabriel se reúne para colocar el retablo sobre el muro blanco, a unos cuantos metros del venado con los balones.

Puede decirse que la estética de la obra guarda relación con viejos videojuegos como Space Invaders, cosa que le hace gracia a Rico, aunque, como explica, el tema que le interesa tiene que ver con otra “digitalización” —en un sentido estricto y manual— de la información, una que viene de vuelta y tiene como “prosumers” a pueblos originarios como los son los huicholes y su psicodélica representación del mundo.

“Encontramos una manera de trabajar que a ambas partes nos beneficia —dice sobre su relación con estos artesanos huicholes—, que a ellos les supone prosperidad”, dice.

Esta obra en particular ilustra un poco la manera de ver el mundo y entender el arte de Rico, y por lo tanto, sirve para “darle el golpe” a las obras que componen “Unidad en la variedad”.

Parte de la exposición 'Unity in Variety', de Gabriel Rico en el Institute of Contemporary Art de San Diego.
Parte de la exposición ‘Unity in Variety’, de Gabriel Rico en el Institute of Contemporary Art de San Diego.

“No quería ser otro artista más hablando sobre la frontera”, explica sobre su expo en San Diego. “Tomar el papel del artista que habla de la frontera sin vivir en la frontera se me hacía ridículo. Pero me di cuenta de que existen lagunas en el discurso de muchos artistas fronterizos; que las fronteras más complicadas —mientras dice esto, sirve otra ronda de tequilas— son fronteras ideológicas, como el racismo. Estas fronteras hacen más daño que las fronteras físicas impuestas por los gobiernos. De ahí mi approach con animales relacionados con pueblos originarios. Y es que para los animales las fronteras humanas ¡son de risa!”.

Le digo que el muro de Trump en la frontera con México impide el paso a coyotes y venados.

“Hay venados que nadan”, contesta. “Hay fauna que cruza por el mar. Los seris —etnia indígena del noroeste de México— me contaron que han visto venados nadando entre Sonora y la Isla Tiburón, en el Mar de Cortés. Cuando me dijeron eso, yo dije: obvio, cualquier frontera que les pongas les vale. Alucinante: es el venado azul de los huicholes”, dice en alusión a la representación del peyote como venado, animal sagrado para esta cultura.

Tengo la impresión de que para ti el arte es una especie de estado alterado de conciencia, le digo.

“Cuando era un poco más salvaje, las obras que hacía venían de estados alterados de conciencia: sobreexposición al sonido, consumo de algún tipo de sustancia. Podía ser alcohol, café u otras drogas, incluidas plantas sagradas como el peyote y la ayahuasca (…) Ciertamente creo que la claridad viene cuando no estás pensando en ir a pagar el gas o los impuestos; cuando eres un poco más libre, aunque sea por unos segundos. Ahí es cuando creo que las cosas que valen la pena, vienen”.

La pandemia y el calentamiento global le han dado al mundo un tinte más apocalíptico que el que ya tenía. Las obras de Gabriel Rico, conceptual, surrealista y con una dosis del misticismo que tantos artistas han creído encontrar en el México profundo, puede que nos inviten a sentir y a pensar en cómo podemos reformular la ecuación de un planeta que nos está diciendo a gritos que puede vivir sin nosotros.

Más información

Qué: Gabriel Rico: ‘Unidad en la variedad’

Dónde: ICA Central, 1439 El Prado, San Diego, CA

Cuándo: Hasta el domingo 27 de febrero de 2022