Menú

Javier Rubio Donzé: "Desmentir la Leyenda Negra es necesario porque sus mitos pueden lastrar nuestra convivencia"

El divulgador histórico, fundador de Academia Play, publica España contra su Leyenda Negra: mitos, agravios y discursos.

El divulgador histórico, fundador de Academia Play, publica España contra su Leyenda Negra: mitos, agravios y discursos.
Javier Rubio Donzé posa para Libertad Digital con un ejemplar de 'España contra su leyenda negra'. | C.Jordá

España es ese país capaz de depender en el Congreso de grupos que dicen que no existe y, al mismo tiempo, producir más que ninguno otro literatura acerca de su propia historia. Es tentador pensar que ambos fenómenos están relacionados. La imagen que tienen los españoles de sus antepasados, del hilo que ha conectado las vidas de todos los que desde hace siglos han compartido un marco cultural de convivencia hispano, del legado que en el mundo esas personas han depositado, es ciertamente dispar. Hace años la profesora María Elvira Roca Barea asaltó las librerías de media España con su bestseller Imperiofobia y Leyenda Negra (Siruela). El tema parece que interesa. Sobre los males de España y de los españoles, sobre las razones de su supuesta anomalía histórica, de su atraso, de su ignorancia, de su cainismo y de su desazón han escrito demasiados a lo largo de muchas épocas. Normal que la historiografía lleve tiempo tratando de colocar las cosas en su sitio, rastreando la propaganda extranjera que ayudó a consolidar algunos de los tópicos y analizando en qué medida han sido los propios españoles quienes más se han creído la deformación de lo peor de su pasado.

Javier Rubio Donzé no es historiador, aunque podría serlo. En realidad es arquitecto, pero su interés desmedido por la historia le hizo fundar hace años Academia Play, plataforma hoy líder en el campo de la divulgación histórica que cuenta sus seguidores por millones. Acaba de publicar España contra su Leyenda Negra: mitos, agravios y discursos (La Esfera de los Libros). Hablamos con él:

Pregunta: ¿Por qué la Historia nos interpela tanto?

Respuesta: Porque permite entender nuestras raíces, nuestra cultura, y cómo estas han evolucionado a lo largo del tiempo. También nos brinda una sensación de pertenencia y nos ayuda a construir nuestra identidad. Además, nos ofrece lecciones del pasado, nos ayuda a comprender los errores y aciertos de quienes nos precedieron. La labor del historiador es importante porque consiste en documentar el pasado sin encono sectario y hacer análisis críticos de la información recopilada que redunden en interpretaciones libres de prejuicios.

javier-rubio-donze05.jpg
Rubio Donzé, ante la montaña de libros de su escritorio | C.Jordá

P: ¿La Historia nos justifica?

R: No debería ser así. Las interpretaciones de la historia pueden ser sesgadas, y a veces son utilizadas de manera torticera para buscar la justificación o legitimación de ciertos actos. Los políticos lo hacen constantemente. Usan la historia de manera instrumental para sus propios fines. La deforman a conveniencia para apuntalar ciertos discursos.

P: ¿Qué es más peligroso, un español que odia la falsa España negra o un español que venera la falsa España rosa?

R: Ambas son versiones distorsionadas. Julián Marías distinguía dos grupos: los contagiados y los indignados. Los primeros asumen la Leyenda Negra de manera acrítica, piensan que España es una anomalía histórica que debe purgar sus pecados y pedir perdón, así que están constantemente autoflagelándose. Los indignados rechazan estas difamaciones y defienden a ultranza todo lo que ha hecho España en su historia. Son narcisistas, apologistas, son soldados combatiendo y su mejor arma es crear una Leyenda Rosa de signo contrario. Son los de "España es la mejor nación del mundo y no se nos reconoce lo suficiente", es decir, que caen constantemente en el victimismo. Marías, al igual que Ricardo García Cárcel, se situaba en un tercer grupo, en el de los desdramatizadores, aquellos que intentan escudriñar la verdad histórica sin apasionamiento, aquellos que se conservan libres frente a la Leyenda Negra, abiertos a la verdad. Al escribir este libro, yo he intentado posicionarme en este grupo. Los lectores dirán si lo he conseguido.

P: ¿Por qué es necesario desmentir las falsedades de la Leyenda Negra?

R: Porque la Leyenda Negra no tiene nada de verdad objetiva. Es importante deshacer algunos mitos, mitos que vuelven una y otra vez, que pesan como una losa y pueden llegar, en determinadas ocasiones, a lastrar la convivencia. La Leyenda Negra es un instrumento muy eficaz a la hora de apuntalar ciertas narrativas. Pero ojo, no siempre hay una mano negra detrás. Muchas veces los tópicos leyendanegristas se cacarean y se asumen como ciertos, pero no por interés partidista. Por eso hay que tener cuidado, muchas de estas patrañas que se repiten sobre la historia de España se dan por pura ignorancia, no por un odio genuino a España. Salvador de Madariaga decía que "en la llamada Leyenda Negra hay quizá más ignorancia que malevolencia".

javier-rubio-donze02.jpg
Javier Rubio Donzé | C.Jordá

P: ¿Qué es España?

R: Esa es una pregunta que me hago en el libro. Y es una pregunta larga de responder. La respuesta breve sería: España es una nación histórica y una nación política, una nación compleja y diversa. E "inteligible", tomando prestado el adjetivo a Julián Marías.

P: ¿Qué es una nación?

R: Pues depende. "Nación" es un término polisémico. Hay que distinguir entre nación cultural o étnica, nación histórica o nación política (que es el Estado-nación del XIX). E incluso fragmentaria, que vendría a ser una nación cultural o étnica que aspira a escindirse de una nación política.

P: ¿España es una prisión de naciones?

R: Según los discursos nacionalistas periféricos sí, pero claro, esos discursos son sesgados, o directamente falsos. Los fanáticos identitarios en Cataluña o el País Vasco machaconamente insisten en que España es un Estado que oprime y encarcela a distintas naciones. Han construido ese relato y no quieren apearse de ahí, porque la verdad no les interesa. Yo soy constitucionalista, pero soy realista y sé que tenemos la espada de Damocles inserta en el artículo 2 de nuestra Carta Magna con eso de "las nacionalidades y regiones". Eso fue un parche para contentar a algunos que ahora tratan de chantajear al Estado. De ahí que los independentistas quieran liberarse del supuesto yugo, pero entonces dejarían de ordeñar la vaca y eso tampoco les interesa. Contestando a tu pregunta: no, España no es una prisión de naciones. Eso no es más que una fabulación. El patriotismo puede ser dual y quizá el Estado-nación no ha sabido explicarse, porque en una persona pueden habitar varias naciones culturales o patrias. Yo, por ejemplo, soy español, también soy hispano, europeo, madrileño, y ojo, también francés, de ahí mi segundo apellido (mi madre es francesa). Dentro de mí pueden convivir distintas sensibilidades. Y eso es enriquecedor. Pero el Estado-nación fue uniformador por naturaleza y eso generó tensiones, algunas interesadas. Y ahora los remedios que se intentan aplicar son peores que la enfermedad.

P: ¿Genera más miedo, en España, el nacionalismo español que los nacionalismos regionales?

R: Hombre, hay que partir de la base de que todos los nacionalismos son veneno. Cosa muy diferente es el patriotismo, que es integrador, y es lo contrario del nacionalismo. VOX se ha empeñado en los últimos tiempos en parecerse a la caricatura que hacían de ellos. Han primado un identitarismo de verbena, por encima de un patriotismo bien entendido. Cometieron muchos errores en la campaña, como colocar esas lonas tan amenazantes. Todo ello contribuyó a crear miedo en la izquierda, por eso el 23 de julio se movilizó más de lo que auguraban las empresas demoscópicas. Y ahora nos encontramos con un escenario político aterrador.

P: ¿Por qué la izquierda parece haber abandonado el patriotismo?

R: La política es poder. Alcanzar el poder y retenerlo. Esa es la única prioridad de la izquierda, y por supuesto de Pedro Sánchez. Seguro que si le preguntas a él te dirá que es un gran patriota, por mucho que tenga que gobernar con todos aquellos que quieren destruir España.

javier-rubio-donze01.jpg
Donzé, con un ejemplar de su libro | C.Jordá

P: ¿No existe una cierta fobia dentro de la izquierda a hablar de España, de sus símbolos y de su historia?

R: Eso es cierto, sí. Es un tema que se les complica. Pedro Sánchez se presentó en 2015 con una bandera de España gigante pero no lo ha vuelto a hacer. Íñigo Errejón también lo ha intentado en algunas ocasiones y ha sido muy criticado por los suyos. La izquierda asocia la bicolor a Franco. "No puedo decir España, no puedo utilizar la bandera roja y gualda", dijo Pablo Iglesias hace unos años. Esa es la triste realidad.

P: ¿Tanta influencia sigue teniendo el franquismo?

R: Desgraciadamente sí. La larga noche franquista, con toda esa borrachera de símbolos y con sus cargantes mensajes patrioteros hizo que la izquierda fuese renegando cada vez más del significado de España y de todas sus connotaciones derivadas. Da igual que la bicolor sea de la época de Carlos III y no sea una creación franquista. O que en la Segunda República también se glosaran las glorias de España y se venerase a personajes como El Cid o don Pelayo. La izquierda no distingue matices y siempre que puede echa mano del francomodín, que es una carta que te hace salir airoso de cualquier debate.

P: Luego están los nacionalistas periféricos. Su discurso contra España es muy leyendanegrista. ¿La Leyenda Negra es la causa de su desafección o es más bien una herramienta que utilizan interesadamente?

R: Es una mera herramienta, diría yo. La Leyenda Negra como propaganda contra España es muy anterior a los nacionalismos periféricos, que son una creación romántica del siglo XIX. Pero está claro que la Leyenda Negra antiespañola es la herramienta perfecta, por lo que se agarran a ella cada vez que pueden. Es una cuestión de utilidad. Los nacionalistas lo saben y no la desaprovechan. No nos ha de extrañar que hagan reelaboraciones cada vez más sofisticadas de antiguos mitos como el atraso español, el fanatismo, la crueldad o la intolerancia.

P: Me viene bien que menciones eso: ¿España fue una nación atrasada, oscurantista, fanática, intolerante y cruel?

R: No, o no más que otras naciones. Eso es una versión simplificada y errónea del pasado de España. La historia de España, como la de otros países, debe ser comprendida en su totalidad considerando tanto sus luces como sus sombras, sus avances y sus retrocesos. La historia de España es generosa en matices. Y una cosa son los episodios que podamos considerar oscuros, es decir, la historia negra, y otra cosa es la Leyenda Negra, que es una visión deformada. Hay que evitar caer en el presentismo. No podemos asomarnos a los siglos pretéritos con las gafas del siglo XXI.

P: ¿Escogimos al Dios equivocado en Trento?

R: Yo no escogí ningún Dios en Trento porque nací en 1983. Por lo tanto lo de "escogimos" está mal, en todo caso "escogieron". Sé que me haces esta pregunta por unas declaraciones de Arturo Pérez-Reverte. Me sabe mal criticarle, porque creo que es un magnífico escritor, y le tengo en buena estima, pero no, no estoy de acuerdo con esa opinión. Menos del 20% de los españoles son católicos practicantes. No creo que la religión sea la que atraviese y dirija las vidas de los españoles. Por otra parte, en el libro reviso las tesis de Max Weber, esas que vienen a decir que el protestantismo implica laboriosidad y riqueza, y que algunos asumen como ciertas.

javier-rubio-donze03.jpg
Rubio Donzé, en su oficina | C.Jordá

P: El legado de la Escuela de Salamanca parece desmentir a Weber, según varios autores. ¿Lo conocemos lo suficiente?

R: No. No lo conocemos en profundidad. Yo al menos. Y es un legado importantísimo. Ojalá se divulgase más. El legado de la Escuela de Salamanca es extenso y muy poco conocido y abarca muchas disciplinas: filosofía, teología, derecho, economía… En el capítulo de "Robaron el oro" hablo de la "Revolución de los precios", aquella hiperinflación que se dio en la España peninsular y que observaron los teóricos de la Escuela de Salamanca en el siglo XVI. También de cómo a raíz de aquello formularon la primera teoría cuantitativa del dinero. Es una cosa muy curiosa porque, si se analiza con detenimiento el impacto que tuvo el oro americano en Europa, se llega a la conclusión de que a los que menos benefició fue a los españoles, precisamente.

P: Siguiendo la estela de la Escuela de Salamanca, ¿es exagerado hablar, como hablan algunos, de España como cuna del liberalismo?

R: Puede que sea una afirmación un tanto exagerada, sí. El liberalismo, como movimiento político, filosófico y económico, echa raíces en varios lugares y momentos. Pero tampoco podemos obviar que la Escuela de Salamanca desarrolló ideas que influirían rotundamente en el pensamiento liberal. Por ello Hayek y los economistas de la Escuela Austriaca quedaron prendados de las elucubraciones teóricas de los escolásticos salmantinos.

P: ¿Fue peor el imperialismo español que el colonialismo británico?

R: Fue distinto. Todos los imperialismos se imponen por la fuerza, pero el colonialismo inglés, a diferencia del español, fue refractario al mestizaje y estuvo basado en un pacto colonial donde había un trato desigual entre colonias y metrópoli y en el que la metrópoli era la gran beneficiada. En España, al contrario, se fomentó la producción de manufacturas en los reinos de América, permitiendo que sus dominios americanos se desarrollasen económicamente. España hizo un injerto de España en América con la creación de numerosas universidades, escuelas, hospitales, caminos e infraestructuras de todo tipo. Fueron dos modelos completamente diferentes.

P: Denuncias, en el libro, el peligro de ciertos adalides de la nueva Hispanidad. ¿Qué defienden, exactamente?

R: La cosa es que se ha creado en los últimos años un hispanismo de batalla, de bloques, un hispanismo político muy particular que no me canso de denunciar. Y para ello se ha buscado redefinir el término "Hispanidad", que hasta ahora solíamos entender como comunidad cultural. Para estos mal llamados "hispanistas" el enemigo a derrotar es la oligarquía liberal que, según ellos, maneja el mundo. Su lucha pasa por insubordinarse contra el degenerado poder anglo, al que consideran el mal en la tierra, salirse de Europa y crear una especie de unión política hispanoamericana o iberoamericana con compañeros de viaje de lo más sospechosos. En este tipo de activistas —porque son activistas— prima más el odio a las democracias liberales y a todo lo anglo que cualquier sentimiento de confraternidad. Son nostálgicos del Imperio y quieren reeditarlo, pero la historia nunca vuelve hacia atrás. Lo que se percibe es ultranacionalismo de tipo étnico, nacionalismo excluyente y radical. Este nuevo proyecto hispanista o iberófono es parecido a la anglosphere, la francophonie, el neootomanismo o el russkiy mir. Y el tema de la Leyenda Negra suele ser un banderín de enganche para futuros adeptos a la causa.

P: ¿Qué conexiones tienen con Rusia?

R: Más de las que la gente se piensa. Muchos de estos "hispanistas" son abiertamente prorrusos o prochinos y vienen tanto de coordenadas de extrema derecha como del peronismo y del marxismo. Todo es bastante desquiciado y muy tóxico. He conocido bien estos ambientes y hablo con conocimiento de causa. Grandes propagandistas de las narrativas rusas y antioccidentales se han interesado en la Hispanidad, a la que tratan de comparar con el eurasianismo. Las conexiones están ahí. Por ejemplo, se han editado varios libros en los últimos años donde se funden las ideas del agitador ruso Aleksandr Duguin con las de la Hispanidad. Todo esto lo desarrollo en los dos últimos capítulos de mi libro.

P: ¿Tiene sentido que existan grupúsculos conservadores dándose la mano con grupúsculos marxistas en esta causa?

R: No mucho. Los aliados naturales de los conservadores siempre han sido los liberales. Así ha sido durante muchas décadas y funcionó bien. Ello permitió poner coto a los nacionalismos más destructivos del siglo XX. En ese aspecto yo pienso de manera parecida a un conservador como Francisco José Contreras o un liberal como Fernando Díaz Villanueva, quien, por cierto, prologa el libro. Pero ahora han proliferado muchos conservadores y tradicionalistas que se han vuelto antiliberales y tejen alianzas con marxistas, cayendo en la trampa identitaria que tanto denuncian en la izquierda woke de las identity politics. Por ejemplo, en VOX han expulsado a los dizque liberales. Pero este antiliberalismo también lo vemos en algunos círculos católicos no necesariamente ligados a la política.

P: ¿El revisionismo histórico que derriba estatuas en medio mundo le tiene ojeriza a España, como denuncian algunos, o carga contra todo lo que le suene a colonial?

R: A ver. La historia siempre se ha revisado y el revisionismo histórico afecta a todos por igual. En eso podemos estar tranquilos. España tiene un legado maravilloso y es un país muy querido en el extranjero, en realidad. Ojalá nuestros políticos estuvieran a la altura, porque con estos mimbres podríamos llegar mucho más lejos. Espero que nuestra nación no se destruya desde dentro como ha ocurrido en otras naciones hispanas. De lo que estoy seguro es de que no existe ningún complot hacia nuestro país orquestado por unas élites mundialistas malignas que nos quieran hundir porque nos tienen ojeriza. Aunque sí que hay que tener cierto cuidado con la injerencia rusa y esa ya está dentro, jaleando el procés y fomentando distintos grupúsculos radicales, al igual que en otros países occidentales.

P: ¿Llegaremos a conocer la Historia sin tergiversaciones ni pasiones políticas de por medio?

R: No tengo una bola de cristal, pero si tuviera que apostar te diría que no. La historia proporciona un material demasiado jugoso como para que algún día los políticos renuncien a meter sus hocicos en ella. No creo que eso vaya a ocurrir.

Temas

En Cultura

    0
    comentarios